En estos últimos días, cada paso que daba para ir a tal o cual lugar iba acompañado del eco de la imagen de Eliacim. Solamente él ocupaba mis pensamientos y siendo egoísta me dejé llevar por su pálida figura hundiéndose en el profundo azul oceánico. Su rostro sin sonrisa me acompañó durante toda la semana. Me pareció verlo aquí y allá, tan solo fue una dulce esperanza.
Imagen: Hope II de Gustav Klimt
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