miércoles, 17 de febrero de 2010

#31

Me masajeo el cuero cabelludo… Me duele la cabeza, los ojos parecen salírseme de las órbitas.
…estoy cansada… muy cansada….
Frente a mi ventana hay un vecino discutiendo. Levanta la voz. Me pone nerviosa. Me dan escalofríos y tiemblo, acaso de miedo, acaso de nervios. Estoy enganchada a una discusión de ayer, a una bronca, a un maltrato y a una subestimación. Me dio ira. IRA.
No quiero sentirme así y trato de controlarla, pero mi cuerpo se resiente y supongo que también se resiente o se ve afectada mi alma.
Miro a mi alrededor y lo único que veo es violencia. No quiero violencia. Ni verbal, ni física, ni diaria ni eventual.
Se me cierran los ojos.
Mejor me recuesto un rato, las noches han sido largas horas de insomnio.
Eliacim no aparece.
Elena está en su habitación, en su mundo, levantando día adía un muro.
Yo, rasguño las piedras sin llegar a ningún lado. Odiseo me ama y yo a él.
Mejor me duermo.
Ah, sí, una revelación, soy Penélope, pero no espero a Odiseo, él está a mi lado, espero el regreso del verdadero Eliacim, ese que está escondido en las penunmbras.


Penélope, Madre Confidente

2 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Los hijos no vuelven hasta que se han convertido ellos mismos en padres. Duerme, querida amiga.

La Gata Coqueta dijo...

Feliz fin de semana para ti, en compañía de sueños que no se deben de abandonar, para que la felicidad no tenga prisa por irse de nuestro lado.

Marí